Pablo Albuerne, más conocido como Gipsy Chef, ha revolucionado el mundo de las recetas gastronómicas en las redes sociales y portales gastronómicos con sus propuestas que, aparte de sabrosas y originales, transmiten buen rollo, canalleo a tope y energía para gastar sin límites. El escenario de sus platos puede ser una cocina, como lo hace en Bestial en RTVE, pero también le da igual una playa, la terraza de una cafetería o cualquier rambla de nuestro país. Albuerne provisto de muy pocas herramientas de la cocina, su minipimer es un bote de conservas, mezcla ingredientes que a priori pueden producir rechazo, hasta elaborar platos que le dejan a uno salivando.

Albuerne, que nació en 1976 en Oviedo, iba para fotógrafo -formación que le sirvió después para contar historias con imágenes-, pero un día de madrugada con 20 años se topó con un libro del ya fallecido Santi Santamaría que le hizo despertar el amor por la cocina y el recuerdo de su abuela, que con cinco ingredientes elaboraba grandes platos que aún hoy no olvida.

En seguida movió hilos para ir a trabajar en El Racó de Can Fabes, tres estrellas Michelin, con Santamaría, donde permaneció un año.

Pero la idea de crear Gipsy Chef surge tiempo más tarde cuando trabajaba de chef a bordo del yate de un millonario que le propuso dar la vuelta al mundo durante tres años cocinando para ellos. Lo primero fue el nombre. A Pablo, en su Asturias natal, sus amigos le llaman gitano, un concepto más nómada y libertario, y le añade chef que presupone más estructurado y con normas. Así se quedó.

Pablo Albuerne, o lo que es lo mismo Gipsy Chef, confiesa en su libro ‘Mi mundo en 40 recetas bestiales’, que para él “cocina es el acto de amor más grande que existe. “Soy un tipo peculiar, disfrutón y afortunado. Extremo en la pasión, enamorado de lo que hago y muy feliz viendo a la gente disfrutar cuando come”. “Solo tiene un límite, un regla de oro irrompible: hacerlo solo si me pone y lo disfruto de verdad, sin postureos ni mandangas”, señala este chef que ha sido distinguido como Mejor Labor de la Difusión de la Gastronomía por el jurado de los XXXVII Premios de Gastronomía de DIARIO DE AVISOS.